TEORÍA
Y CLÍNICA DE UN ABORDAJE INTERDISCIPLINARIO
Sandra tiene 24 años. La consulta es solicitada
por la madre, quien la acompaña a la primera
entrevista. Sandra relata: “ Esto comenzó
a pasarme en Madrid. Hace tres años decidí
irme de Bs.As. Al principio parecía que todo
andaba bien. De a poco empecé a sentirme angustiada.
Ahí empezó este problema. Cuando salgo
a la calle, siento que en cualquier momento puede aparecer
el ataque. Es un terror terrible. Me tiemblan las piernas,
me agito, me galopa el corazón, me falta el aire,
parece que todo va a estallar. No lo puedo controlar.
Sudo y siento náuseas. Siento que voy a morir.
Cuando todo pasa, me quedo sin fuerzas, desfalleciente”...
“Los terrores”, como ella los llama, aparecen
sin causa, sin motivo. Sólo pueden ligarse a
ellos aquellas oportunidades, en las que Sandra intenta
luchar contra su incapacidad de circular sola por la
vida. El ataque remite al aniquilamiento, a la muerte.
Estos momentos sólo pueden ser dominados si hay
otro que garantice su existencia.
Sandra construye un parapeto que frena la posible aparición
del pánico. No sale de su casa o lo hace únicamente
si está acompañada.
Pone un muro al intento de desplazamiento respecto de
este relato. Discurso escueto, a veces vacío,
donde las manifestaciones del terror, ocupan un lugar
de privilegio.
Pasa el tiempo y, lentamente puede empezar a poner en
juego su historia. Sus padres estuvieron separados durante
dos años (entre los 12 y los 14 años de
Sandra). Tiene tres hermanos: Viviana, ocho años
mayor que ella, separada, madre de tres hijos; Claudio,
seis años mayor, casado, tiene una hija. Federico,
tan sólo un año mayor que ella, vive en
Madrid.
Ella dice: “Mi familia es común y corriente.
Quizás mis padres se pelean mucho, gritan, discuten”.
Ella siente como si su vida estuviera marcada por un
corte, un antes y un después de su viaje. El
antes remite a una adolescencia “normal”,
como ella la llama, en la cual el colegio ocupaba el
centro de su vida, con pocas salidas y pocos amigos.
Un noviazgo a los 18 años, que duró dos
años y en el cual, al decir de Sandra “uno
vivía para el otro”. La presencia continua
del novio en su casa, las salidas al club de los dos
con sus padres. La pareja tenía poca o ninguna
intimidad. De pronto ocurre la ruptura. Es ella quien
decide la separación, cuando empieza a sentirse
“asfixiada”. Momento crucial que precipita
el viaje, a un lugar y a una posición desconocidos
para ella.
Este proceso marca el segundo tramo de su historia.
Sandra se obliga a arrancarse de una situación
que es no tolerada y , al mismo tiempo buscada.
“¿Qué puedo decir de mi madre?.
Siempre ayudándome, indicándome lo que
tenía que hacer o dejar de hacer, porque ella
se daba cuenta que yo sola no podía”.
Su hermana se casó embarazada y se separó
después del nacimiento de su tercer hijo, cuando
habían transcurrido cinco años de matrimonio.
Según Sandra, Viviana tiene una vida fácil,
poblada de hombres que, en general, son los distintos
jefes de los distintos trabajos por donde circula. La
mayoría de ellos son casados.
Claudio le grita todo el tiempo, suele golpear a su
esposa y maltrata a su hija de 4 años.
Sandra dice que su padre “no existe”. Absorbido
por el trabajo, cuando llega a casa siempre está
de mal humor o metido en su mundo. Es ésta la
queja que llevó a su madre, , en aquella oportunidad
a separarse de él.
Durante el primer año de tratamiento, Sandra
sólo habla del presente. Siempre se remite a
lo anecdótico, a lo literal. No quiere saber
nada sobre sí misma. El “sola no puedo”,
se precipita en el análisis cuando se intenta
incitarla a pensar sobre ella misma. El tratamiento
tiende a crear un campo en transferencia, en el que
la propia interrogación encuentre espacio. La
pregunta, la permanente detención del discurso
es poco soportada por Sandra. Pone obstáculos,
muchas veces banales, a la convocatoria vinculada al
recuerdo. Amnesia infantil que convive con vacíos,
que dan cuenta de una ausencia en el orden de la significación.
Independientemente del nombre con el que conceptualicemos
a este trastorno psicopatológico, su manifestación
clínica y su explicitación metapsicológica,
nos obligan a articular el desorden de pánico
con el ataque de angustia descripto por Freud en 1894
(1); con su conceptualización de las neurosis
actuales y psiconeurosis; y con la angustia automática
y la angustia señal trabajada a lo largo de su
obra.
Desde 1892(2) Freud se preocupa por el tema de la angustia.
En estos momentos había adoptado como postulado
fundamental el “Principio de inercia”, según
el cual era inherente al sistema nervioso la tendencia
a reducir el monto de excitación presente en
él.”Cuando hizo el hallazgo clínico
de que en los casos de neurosis de angustia era siempre
posible comprobar cierta interferencia de la descarga
de la tensión sexual, estableció la conclusión
de que la excitación acumulada buscaba la vía
de salida transformándose en angustia”(4).
Primer teoría de la angustia, que se pone en
juego en concomitancia con la distinción entre
neurosis actuales y psiconeurosis. Diferenciación
hasta cierto punto especulativa, ya que la clínica
le ofrecía a diario neurosis de carácter
mixto.
En el origen , la excitación. Desde allí,
la forma en que el aparato se instaura a partir de la
relación con un otro primordial , determinará
una particular elaboración de esta energía.
El eje de la clasificación freudiana pasa por
un orden de funcionamiento y una etiología: en
las neurosis actuales , una disfunción somática
de la sexualidad; en las psiconeurosis, un conflicto
psíquico. El origen de las neurosis actuales
no debe buscarse en los conflictos infantiles, sino
en el presente. Los síntomas, no constituyen
una expresión simbólica y sobredeterminada,
sino que resultan de la falta o inadecuación
de la satisfacción sexual.
En las psiconeurosis, por el contrario, el trauma se
articula a la puesta en juego de dos escenas separadas
en el tiempo, que propician resignificación.
En ellas la angustia se vincula a la inscripción,
al recuerdo, a la historia del sujeto.
Freud se interroga “¿Cómo se genera
la angustia?” . Y su clínica responde sosteniendo
los orígenes de su conceptualización:
La de la neurosis de angustia ( paradigma de neurosis
actual) no era una angustia histérica, recordada,
continuada . En la histeria hay claves para la angustia
en una historia, en las marcas, en la inscripción
representacional. Pero en la neurosis de angustia la
fuente de la angustia no ha de buscarse dentro de lo
psíquico. Por lo tanto se sitúa en lo
físico. Lo que produce angustia es un factor
físico de la vida sexual. Vida sexual que, en
los primeros escritos freudianos se muestra equiparable
a la vida genital. Angustia que surge por mudanza de
la tensión sexual acumulada. Dice Freud: “Angustia
es la sensación producida por la acumulación
de un estímulo endógeno diverso, el estímulo
de respirar, por ejemplo, que por no conocer otro procesamiento
psíquico, es entonces susceptible de aplicación,
para una tensión física acumulada en general”.(2)
La angustia surge entonces como una transformación
de la tensión sexual acumulada, que se manifiesta
en forma somática. Manifestación, que
puede adquirir su tonalidad crónica o su irrupción
aguda en forma de ataque. Esta última forma ,
descripta exhaustivamente por Freud, se corresponde
con los criterios para el diagnóstico de Ataque
de Pánico, según en DSM IV. (1994)(3)
MANIFESTACIONES CLÍNICAS DE LA ANGUSTIA
SEGÚN FREUD (1894)(1)
Cualquiera de los síntomas descritos puede constituír
el ataque por sí solo, a igual título
que la angustia misma.
1)Ataque de angustia acompañado por perturbaciones
de la actividad cardíaca, palpitaciones, arritmia
leve, taquicardia persistente.
2)Ataque de angustia acompañado por perturbaciones
de la respiración, disnea nerviosa, asma.
3)Oleadas de sudor.
4)Temblores y estremecimientos
5)Hambre insaciable, a menudo conectado con vértigos.
6)Diarreas.
7)Ataques de vértigo locomotor.
8)Ataques de las llamadas “congestiones”.
9)Ataques de parestesias.
El sentimiento se presenta sin ninguna representación
asociada. Se mezcla con la interpretación más
espontánea (aniquilación de la vida, amenaza
de volverse loco). Se vuelve apenas reconocible, como
“sentirse mal” o tener “un malestar”.
CRITERIOS PARA EL DIAGNÓSTICO DE ATAQUE DE PÁNICO
SEGÚN EL DSM IV (1994)
Aparición temporal y aislada de miedo o malestar
intensos, acompañado de cuatro (o más)
de los siguientes síntomas, que se inician bruscamente
y alcanzan su máxima expresión en los
primeros 10 minutos.
1)Palpitaciones, sacudidas del corazón, o elevación
de la frecuencia cardíaca.
2)Sudoración.
3)Temblor o sacudidas.
4)Sensación de ahogo o falta de aliento (disnea).
5)Sensación de atragantarse.
6)Opresión o malestar torácico.
7)Náuseas o molestias abdominales.
8)Inestabilidad, mareo o desmayo.
9)Desrealización o despersonalización.
10)Miedo a perder el control o volverse loco.
11)Miedo a morir.
12)Parestesias.
13)Escalofríos o sofocaciones.
Crisis de angustia o ataque de pánico, que queda
ubicado en el circuito de las neurosis actuales y pone
en juego el carácter tóxico de la primera
angustia. Freud describe, en esta época, a los
síntomas del ataque como subrogados de la acción
específica omitida que sigue a la excitación
sexual. Dice: “También en el coito normal
la excitación se gasta colateralmente, como agitación
respiratoria, palpitaciones del corazón, oleadas
de sudor. Y en el correspondiente ataque de angustia,
tenemos la disnea, las palpitaciones, aisladas del coito
y acrecentadas”(1)
Varios años más tarde, la relación
angustia-coito se verá quebrada por la aparición
del acto de nacimiento, como modelo arquetípico
de la angustia.
Angustia señal y angustia automática se
constituyen en distinción estructural respecto
de los trastornos de pánico.
En relación a la primera señala: “El
apronte angustiado brinda una señal para impedir
el estallido de una grave angustia. Este apronte es
ventajoso y su falta puede traer serias consecuencias”
(5). El afecto es la repetición de una determinada
vivencia significativa: “En cuanto al afecto de
angustia, creemos conocer cuál es esa impresión
temprana, que él reproduce en calidad de repetición.
Decimos que es el acto del nacimiento, en el que se
produce ese agrupamiento de sensaciones displacenteras,
mociones de descarga y sensaciones corporales, que se
ha convertido en el modelo para los efectos de un peligro
mortal y desde entonces es repetido por nosotros como
estado de angustia”(5). Freud designa esta angustia
como tóxica . “ El enorme incremento de
estímulos sobrevenido al interrumpirse la renovación
de la sangre ( la respiración interna) fue en
ese momento la causa de la vivencia de angustia; por
tanto la primera angustia fue una angustia tóxica”
(6). Más adelante agrega: “El nombre angustia
(angostamiento) destaca el rasgo de la falta de aliento,
que en ese momento fue consecuencia de la situación
real y hoy se reproduce casi regularmente en el afecto.
Es significativo que ese primer estado de angustia se
originara en la separación de la madre.”
(6)Estado de angustia que se presenta como nítida
reproducción de una vivencia: el trauma de nacimiento.
Vivencia arquetípica y paradigmática cuya
connotación queda determinada solamente por su
carácter de modelo.
”El peligro del nacimiento carece aún de
contenido psíquico”.(7) Y es justamente
esta carencia la que otorga el carácter tóxico
a la angustia. Lo que se pone en juego entonces, es
una enorme perturbación en la economía
libidinal, ya que grandes sumas de excitación
irrumpen.
La ausencia de contenido psíquico evoca la no-tramitación
de las neurosis actuales y en especial la de la forma
aguda de la neurosis de angustia. Este es el punto de
anclaje, de conexión entre angustia automática
y pánico.
Si la angustia original fue una respuesta atinada a
la situación del nacimiento, responder a una
nueva situación de peligro de la misma manera
que se lo hizo en aquel momento, resulta inadecuado
al fin. Hay vigencia de un mecanismo que, debiendo ser
pretérito, sigue siendo actual, obstaculizando
la reacción adecuada a la situación presente.
“El carácter acorde a fines aparece cuando
la situación de peligro se discrimine como inminente
y sea señalada mediante la angustia. Esta última
puede ser relevada por medidas apropiadas. Así
se separan dos posibilidades de emergencia de la angustia:
una desacorde con el fin, en una situación nueva
de peligro; la otra, acorde con el fin, para señalarlo
y prevenirlo”( 7).
En el ataque de angustia se activa una descarga de angustia
automática, que invade el cuerpo biológico
y trastorna sus funciones primarias, actividad cardíaca
y respiración. El cuerpo, tomado en su sentido
literal es aquí la genuina sede de la angustia
automática.
Pero¿cuál es el peligro que propicia la
aparición del pánico?El nacimiento y la
tensión de necesidad constituyen dos procesos
en los cuales las magnitudes de estímulo alcanzan
un nivel importante, sin que se las pueda dominar por
empleo psíquico. En ambas hay perturbación
económica en espera de tramitación: “este
factor constituye el núcleo genuino del peligro”(7)
Esta homologación cuantitativa, nacimiento-tensión
de necesidad, se quiebra con relación al carácter
particular de la respuesta. En el primer caso, el cuerpo
contesta en su realidad biológica, a través
de los mecanismos de alteración interna. En el
segundo, la presencia de un otro se torna imprescindible
para lograr la tramitación. Esta última
se constituye como imposible para quien sufre la perturbación,
sino cuenta con un asistente que emparche su carencia
material y psíquica. El circuito madre-hijo se
plasma como única posibilidad de salida.
La madre ocupa aquí el lugar de pantalla protectora
y, al mismo tiempo, es quien “presta” su
aparato psíquico para la tramitación de
las excitaciones.Este “préstamo”
pondrá en juego la particular estructuración
subjetiva que la madre porta, creando efectos, tanto
en la posibilidad cualificatoria de su hijo ( es decir
en la transformación de las cantidades excitatorias
irrumpientes en representaciones psíquicas cualitativas),
como en la única e irrepetible configuración
que adquieran los procesos que se cualifiquen.
Si en la madre hay predominio de mecanismos de alteración
interna (procesos excitatorios sin tramitación
psíquica) el bebé se constituye en receptáculo
de descargas, que pueden ubicarlo como continuador en
sí mismo de los aspectos maternos no tramitados.
En el vínculo primario, es el otro (madre) quien
ocupa el lugar propiciatorio hacia el empleo psíquico.
“Con la experiencia de que un objeto exterior
puede poner témino a la situación peligrosa
que recuerda al nacimiento, el contenido del peligro
se desplaza de la situación económica
a su condición, la pérdida del objeto.
La ausencia de la madre deviene ahora en peligro; el
lactante da la señal de angustia, tan pronto
como se produce, aún antes que sobrevenga la
situación económica temida. Esta mudanza
significa un primer gran progreso en el logro de la
autoconservación; simultaneamente encierra el
pasaje de la neoproducción involuntaria y automática
de la angustia, a su reproducción deliberada
como señal de peligro”(7).
REPERCUSIONES PSICONEUROBIOLÓGICAS
DE LA ANGUSTIA
Existe una región cerebral que, activada de forma
crónica por el estrés, procesa las señales
de manera tan veloz, que sus acciones se independizan
del control que pudiera ejercer la corteza frontal.
A los circuitos y vías que intervienen en este
procesamiento de señales se la denomina “Región
del trauma cerebral” (Brain Traumatic Center,
RTC). Esta zona comprende el sistema límbico
( minicerebro emocional que regula: la conducta sexual,
los mecanismos de lucha y ataque, el estado emocional,
la formación de las lágrimas, las conductas
impulsivas, la oralidad), el hipotálamo anterior
y posterior, el locus coeruleus, la formación
reticular, la corteza piriforme y las glándulas
suprarrenales. La hormona liberadora de corticotrofina
(CRH) produce sus acciones farmacológicas en
todas estas areas.
La RTC actúa , desde el punto de vista práctico
como un sistema cerrado que recibe, reconoce, resuelve,
procesa y almacena, en forma casi autónoma, los
estímulos de carácter emocional. Luego
de reconocer el estímulo estresógeno,
por medio de una verdadera red intersistémica,
se activarán sistema defensivos de adaptación.
La CRH y los glucocorticoides originados tratan de “adaptarse”
a la nueva situación, produciendo fenómenos
inhibitorios. Cuando el sistema de afrontamiento no
es el adecuado, se generará una retroalimentación
o feedback desinhibitorio, que dará origen a
un sistema de señales ajeno a la conciencia,
corteza-subcorteza cerebral, con aumento de la descarga
noradrenérgica, que producirán diversos
trastornos como respuesta al estrés. Se manifiestan
excitaciones no inhibidas por los circuitos subjetivos
(afectos y representaciones) que producen descargas
tóxicas.
La importancia de la región RTC reside en la
capacidad para captar los estímulos emocionales
a una elevadísima velocidad intraxónica,
casi con absoluta prescindencia de las áreas
corticales. La velocidad de interconexión de
la red neuronal dentro de este triángulo RTC
es muy superior a la que poseen estas vías con
las áreas frontales.
Este sería el modelo de las respuestas impulsivas
y explosivas que pueden pasar a la acción, sin
que medie un proceso de restricción a cargo de
las áreas frontales.
Si la excitación intrasomática no se redujo,
sino que por el contrario, mantuvo un elevado nivel,
no puede constituírse el matiz afectivo (se perpetúa
el tono monótono de la angustia) ni tampoco la
sensorialidad. Por lo tanto, se produce una descarga
no restrictiva, que tiene como efecto una invasión
cuantitativa a nivel corporal.
La no participación de las “áreas
frontales” implica, desde una lectura psicoanalítica,
la ausencia de los componentes originarios de la subjetividad.
Esta regulación debió ser puesta en juego
en el vínculo primario madre-hijo. En él
, la madre como mediadora, es quien neutraliza el principio
de inercia que conduce a la descarga. De esta forma,
inhibe el proceso , cualificando la excitación.
Más tarde el niño, a través de
la construcción de este objeto psíquico,
será el encargado de la autorregulación,
a partir de sus propios matices afectivos y circuitos
representacionales.
En el individuo normal, frente a un estímulo,
la CRH recorre un camino que tiene tope. El proceso
es reversible ya que presenta un feedback inhibitorio
propio (autorregulación).
En cambio, en los pacientes con trastornos de ansiedad
(generalizada o crónica) la CRH se trastoca y
provoca una estimulación permanente o semipermanente
sobre la amígdala y el locus coeruleus, generando
una neurovulnerabilidad celular, con su consecuencia
a nivel psiconeurobiólogico.
La “mudanza” a la que aludimos anteriormente,
de la angustia automática a la señal de
angustia, puede ser explicada desde la neurobiología,
a través de los mecanismos de autorregulación
(feedback inhibitorios), que impiden que las descargas
neuroquímicas noradrenérgicas produzcan
alteraciones a nivel corporal: taquicardia, sensación
de opresión precordial, sudoración, etc.
La zona del sistema límbico conectada con la
memoria emocional (amígdala) y con la memoria
contextual y declarativa (hipocampo) se desconectan
normal y temporalmente de estímulos estresantes
externos. Si este mecanismo de autoprotección
no se desarrolla a través del tiempo, las descargas
noradrenérgicas aumentadas producen un incremento
patológico de cortisol. Éste es provocado
por la estimulación de la CRH y ACTH hipotálamo-hipofisario.
Ello conduce a una descarga tóxica (aumento de
los neurotransmisores excitatorios, como el glutamato)
en las neuronas del hipocampo. Esta estimulación
permanente ocasiona atrofia neuronal del hipocampo y,
consecuentemente, disminución de sus comunicaciones
dendríticas con la corteza cerebral.
La represión primaria , como mecanismo estructurante,
propicia el pasaje de la angustia automática
a la angustia señal, en la medida en que facilita
ligaduras para las intensidades hipertróficas
de la excitación. La angustia invasora, que resulta
de una excitación no representada, podrá
desplazarse a la angustia señal, en la medida
que se incorpore al circuito psíquico. Este desafío
estructurará todo el trabajo terapeútico.
En el ataque de angustia o crisis de pánico,
la descarga no se produce a través de inscripciones
psíquicas que permitirían, como en el
caso de las psiconeurosis, la puesta en juego de la
señal de angustia. Ésta última
opera como aviso que evita el factor sorpresa y , por
lo tanto, el desborde masivo.
En su relación con la madre, el niño queda
preservado si ella funciona como barrera antiestímulo,
es decir, como primera contrainvestidura. A partir de
esta configuración, el yo podrá comenzar,
él mismo, a operar su propia señal. De
esta manera el yo adquiere poder sobre la angustia automática
y él mismo la produce como alerta frente al peligro.
En la Conferencia 32 (8) , Freud dice: “ …el
yo se somete a la angustia como si fuera a una vacuna,
a fin de sustraerse, mediante un estallido morigerado
de la enfermedad, de un ataque no morigerado. El yo
se representa vívidamente la situación
de peligro, con la tendencia de limitar ese vivenciar
penoso a una indicación, a una señal”.
Si por el contrario, la madre aporta más excitaciones
que incrementan aquellas que el bebé posee por
su condición humana, el yo sufre pasivamente
la angustia automática.
Freud distingue dos casos: “ que en ello suceda
algo que active una de las situaciones de peligro para
el yo, y lo mueva a dar la señal de angustia
a fin de inhibirlo, o que en el ello se produzca la
situación análoga al trauma de nacimiento
en que la reacción de angustia sobrevenga de
manera automática. El segundo caso se realiza
en la etiología de las neurosis actuales; el
primero en las psiconeurosis.”(8)
Desde nuestro lugar de psicoanalistas escuchamos síntomas,
retorno de lo reprimido que insiste en la cadena discursiva.
Cómo escuchar entonces el no desplazamiento,
la ausencia de condensación, en los trastornos
que mortifican al cuerpo.
La psicofarmacología interviene aquí,
para regular niveles cuantitativos. El psicoanálisis,
para propiciar un desplazamiento hacia lo cualitativo.
Cuadro
1. Región de trauma cerebral |
|
ABORDAJE INTERDISCIPLINARIO
El tratamiento psicofarmacológico debe ser prolongado
(dieciocho meses). Todos los fármacos antipanicosos
(benzodiazepinas de alta potencia y antidepresivos)
son útiles. Cada uno de ellos debe indicarse
de acuerdo al cociente de riesgo/beneficio de cada paciente.
Las benzodiazepinas de alta potencia (alprazolam y clonazepam)
ocupan un lugar privilegiado. Los estudios clínicos
demostraron efectividad en la reducción de los
ataques de pánico. Son sumamente útiles
para cumplir los objetivos iniciales : el bloqueo de
las crisis y la reducción de la ansiedad. Al
comienzo del tratamiento se aconseja prescribir dosis
bajas para evitar la excesiva sedación y la ataxia.
Las dosis se aumentarán hasta alcanzar el rango
terapeútico, en los días y semanas subsiguientes.
La utilización únicamente de benzodiazepinas
resulta menos efectiva que combinadas con antidepresivos,
que son, en definitiva los que deberán mantenerse
en dosis adecuadas, a lo largo del tiempo estipulado
de tratamiento, aún si el paciente estuviese
asintomático.
Los pacientes las prefieren dadas sus escasos efectos
secundarios y su rápida acción ansiolítica.,
a diferencia de los antidepresivos, que tiene un mayor
tiempo de latencia y mayores efectos secundarios. Aunque
es conocido que nos es conveniente administrarlas por
tiempos muy prolongados.
Los antidepresivos tricíclicos fueron los más
ampliamente estudiados y utilizados en el tratamiento
del desorden de pánico. Desde 1964, la imipramina
demostró su amplia efectividad. El tratamiento
debe iniciarse con dosis bajas para evitar el agravamiento
de la ansiedad, e ir aumentando. Las dosis máximas
utilizadas varían de un individuo a otro. Los
efectos adversos de los tricíclicos( anticolinérgicos,
hipotensión ortostática, alteraciones
de la conducción cardíaca, aumento de
peso) tienden a limitar su uso en el tratamiento del
pánico.
En la actualidad, los inhibidores de recaptación
de serotonina (IRSS) y los inhibidores de recaptación
de serotonina noradrenalina (IRNS o duales) han pasado
a ocupar el primer lugar en el tratamiento agudo y a
largo plazo de este trastorno.
Los Inhibidores Selectivos de Recaptación de
Serotonina, o IRSS:
1. Fluoxetina
2. Sertralina
3. Paroxetina
4. Citalopram
5. Fluvoxamina
6. Citalopram
7. Escitalopram
Han tenido una enorme difusión, hasta el punto
de ser los antidepresivos más utilizados en el
mundo, siendo de primera elección en la actualidad,
por ser seguros y bien tolerados. Son drogas “limpias”,
que carecen prácticamente de letalidad en sobredosis
y actúan no sólo en la depresión
sino también en ataques de pánico, fobias,
trastornos obsesivo-compulsivos,
ansiedad, o sea, en aquellos pacientes en los que predomina
el déficit de serotonina y hay una falla en la
modulación de los impulsos, de la ansiedad, y
de la hostilidad.
Tienen una vida media larga, por lo que pueden prescribirse
en una sola toma diaria, lo que aumenta la adherencia
al tratamiento y pueden darse desde el principio a dosis
efectivas (las curvas dosis-respuesta son planas).
Pero este grupo también presenta algunos efectos
adversos que en el largo plazo pueden dificultar el
cumplimiento del tratamiento, pues pueden producir disfunciones
sexuales (disminución de la libido, retardo eyaculatorio
o imposibilidad de eyacular en el hombre y disminución
de la intensidad del orgasmo o anorgasmia en la mujer),
insomnio, náuseas, vómitos, diarreas.
Sus principales indicaciones son:
1 Depresión Mayor
2 Distimia
3 Trastorno Obsesivo-Compulsivo
4 Bulimia, Anorexia, Obesidad
5 Trastorno de Pánico
6 Fobia Social
7 Trastorno de Ansiedad Generalizada
8 Trastorno por Estrés postraumático
9 Síndrome Premenstrual.
10 Otras indicaciones son: dolor, eyaculación
precoz, alcoholismo, impulsividad, juego patológico,
compras compulsivas, tricotilomanía, síndrome
dismórfico corporal, cleptomanía (que
configuran el grupo de alteraciones asociadas al “espectro
obsesivo-compulsivo”).
Por sus características farmacocinéticas,
son fármacos que pueden administrarse en una
única toma diaria, a excepción de la fluvoxamina,
posibilitando una mejor compliance.
Otro aspecto que facilita la administración es
que no requieren una titulación complicada de
la dosis. Esto es así porque las curvas dosis-respuesta
que se han establecido hasta el momento son planas.
Posiblemente sea así para todo el grupo, ya que
las concentraciones plasmáticas, que se alcanzan
a las dosis usuales producen una inhibición de
la recaptación de serotonina superior al 70%,
no siendo previsible un aumento de la eficacia antidepresiva
a dosis mayores . Esto no es necesariamente aplicable
al tratamiento del trastorno obsesivo - compulsivo,
por cuanto no se conoce con precisión el mecanismo
de acción en esta patología.
De este modo, se han establecido las dosis efectivas
de fluoxetina en 20 mg, sertralina en 50 mg, paroxetina
en 20 mg. las dosis iniciales deben ser bajas, pues
permiten disminuír la ansiedad al comienzo del
tratamiento. Se incrementarán de manera gradual
hasta llegar a las que se usan en los síndromes
depresivos.
En la práctica, la conclusión es que pueden
utilizarse las dosis mínimas efectivas y solamente
aumentarlas en caso de no-respuesta, pensando en tal
caso en factores farmacocinéticos que puedan
estar disminuyendo la llegada a la biofase.
La consideración de la seguridad de un antidepresivo
no debe limitarse a su letalidad en sobredosis, sino
que debe incluir la posibilidad de efectos adversos
severos y la factibilidad de interacciones farmacológicas.
Los tricíclicos clásicos, en virtud de
su multiplicidad de mecanismos de acción, se
encuentran expuestos a generar numerosas interacciones
farmacodinámicas, como por ejemplo con drogas
depresoras del SNC (al ser bloqueantes H11), con fármacos
vasoactivos (bloqueo alfa-1), con medicamentos que disminuyan
la conducción intracardíaca, etc. Los
IRSS conservan pocas interacciones farmacodinámicas
de cuidado, como su asociación con IMAO, y pueden
engendrar problemas por sus interacciones farmacocinéticas,
en las que difieren con los tricíclicos y entre
sí.
Antidepresivos Duales: Inhibidores Selectivos
de Recaptación de Serotonina y Noradrenalina,
IRNS.
Algunos estudios demuestran una menor respuesta de los
antidepresivos que actúan sobre un solo neurotransmisor
en los pacientes más graves, con depresión
severa, melancólicos que requieren internación
psiquiátrica. Han aparecido nuevos antidepresivos,
llamados duales, porque al actuar sobre varios neurotrasmisores
cerebrales simultáneamente, podrían tener
más eficacia en ese subgrupo de pacientes graves.
Entre ellos podemos mencionar a:
1. Venlafaxina
2. Milnacipran
3. Mirtazapina
4. Duloxetina
Son muy bien tolerados, y presentan escasos efectos
adversos.
Venlafaxina
En los estudios preclínicos, la venlafaxina fue
identificada como un nuevo e interesante compuesto,
con actividad antidepresiva y ansiolítica simultánea
con especial mejoría sobre los síntomas
panicosos, y pocos efectos adversos y una probable mayor
rapidez de inicio de acción.
También ha resultado útil en los pacientes
severos e internados, incluyendo un ensayo, en el que
una dosis de 225 mg/día, se mostró superior
a la fluoxetina en internados con melancolía
y con iguales o mejores efectos sobre los Irss en el
trastorno por pánico.
Se absorbe bien en el tracto gastrointestinal luego
de su administración oral, presenta una curva
dosis-respuesta sigmoidea. La magnitud de su efecto
aumenta desde los 75 a los 225 mg, tendiendo luego a
estabilizarse o decrecer.
A dosis de inicio (75 mg) su perfil de efectos adversos
no difiere del de los IRSS, lo que tiene sentido pues
a esa dosis su acción sobre el carrier NA es
despreciable. A dosis más altas, habitualmente
a partir de los 225 mg, se hacen presentes efectos dependientes
de noradrenalina: sudoración, temblores e hipertensión
arterial.
Debido a su poca afinidad por los receptores muscarínicos,
alfa-adrenérgicos e histamínicos, no produce
efectos anticolinérgicos, sedación ni
hipotensión ortostática.
A diferencia de los que ocurre con los IRSS, que presentan
una curva dosis-respuesta plana, se observa con venlafaxina,
una mejor respuesta con dosis más altas (225
mg/d), en aquellos pacientes que no responden o lo hacen
parcialmente con dosis iniciales bajas (75 mg/d).
A dosis bajas iniciales (75 mg/d), los efectos adversos
son similares a los IRSS (a estas dosis es un potente
inhibidor de recaptación de serotonina), siendo
los más comunes náuseas, anorexia, vómitos,
mareos, somnolencia y disfunciones sexuales (anorgasmia
y retrasos eyaculatorios). Se presenta en una preparación
prolongada, por lo que se puede administrar en una sola
toma diaria
Milnacipran
El Milnacipram también es un antidepresivo dual,
pero a diferencia del anterior, actúa inhibiendo
la recaptación de Serotonina y de Noradrenalina,
desde las dosis iniciales. Tampoco actúa sobre
otros receptores muscarínicos, histamínicos
o de canales de sodio, ni sobre los CYP, por lo que
no presenta interacciones con otros fármacos.
Por su vida media más corta (8 a 10 hs), requiere
dos tomas diarias. No sufre metabolización hepática,
por lo que es una buena alternativa terapéutica
en pacientes con cirrosis o trastornos hepáticos.
Tampoco se ha descrito el síndrome de discontinuación
para el Milnacipram y no hay reportes sobre efectos
en la esfera sexual.
Los efectos adversos más frecuentes son: náuseas,
vómitos, agitación, sequedad bucal, taquicardia,
y retención urinaria en pacientes mayores de
60 años, con hipertrofia prostática.
Está indicado en Depresión mayor, Depresión
Resistente y se tiene menor experiencia sobre el pánico.
Se lo ha evaluado de manera especial en poblaciones
añosas con buen éxito. Hay estudios realizados
en sujetos sanos entre los 66 y 80 años de edad
con diferentes tests psicofisilógicos sobre el
comportamiento y la conducta en dosis de 100 mg/día,
en comparación con la amitriprilina.
Mirtazapina
Aunque sea paradójico, existe una “vuelta
de nuevo” al diseño de “drogas sucias”.
Tienen un mecanismo de acción no selectivo, porque
bloquea el receptor alfa-2 presináptico, tanto
en la terminal noradrenérgica como en la serotoninérgica
(héteroreceptor. La pérdida de la especificidad
redunda en efectos que mejoran el perfil de acciones
colaterales: las acciones no propiamente antidepresivas,
siguen determinados propósitos.
Se pueden combinar, como una tercera posibilidad, a
las dos anteriores: tener mecanismos terapéuticos
dobles, mientras se busca combatir los efectos colaterales
dependientes de los mismos.
Durante los ensayos clínicos realizados en alrededor
de 2800 pacientes, no se presentaron efectos anticolinérgicos
ni cardiotóxicos. Los efectos adversos más
comunes fueron: mareos, boca seca, sedación,
somnolencia, aumento del apetito y del peso. Puede ocurrir
tolerancia a los efectos sedativos (que estarían
relacionados con el bloqueo de receptores histamínicos
H1).
Es conveniente iniciar el tratamiento con 15 mg en una
sola toma nocturna. Luego de 4 días puede aumentarse
a 30 mg. Dosis promedio: 15-45 mg. Dosis máxima:
60 mg/día. Existe en forma sublingual por lo
que se logra una mejora tolerancia gástrica.
Por sus efectos sedativos, la Mirtazapina se indica
por la noche, y tiene un efecto tranquilizador, mejorando
el sueño, el apetito y la ansiedad. Los efectos
adversos más frecuentes son: somnolencia, sedación,
aumento de apetito y peso, boca seca y constipación.
Está indicado en Depresión mayor, Depresión
Resistente y es útil en los cuadros mixtos de
ansiedad-depresión.Es habitual la asociación
de los antidepresivos del tipo IRSS con benzodiazepinas
de alta potencia. Ello permite un rápido y eficaz
bloqueo de las crisis y la disminución de la
angustia desde el inicio del tratamiento(9).
Retomemos el material clínico. Sandra fue medicada
con un Irss y una benzodiazepina de alta potencia, para
luego continuar durante un tiempo prolongado (alredero
de un año), con el antidepresivo, par luego suspenderlo
de manera gradual
A medida que transcurre el tratamiento, puede comenzar
a relatar situaciones actuales con su madre y se permite
conectarlas con el pasado. Pasado que nunca fue pensado
ni dicho. Hoy algo puede empezar a reescribirse en el
libro de su historia. La separación de sus padres,
al principio vinculada a una queja materna de maltratos
y gritos, a la cual Sandra adhería incondicionalmente,
comienza a conectarse con sospechas acerca de de una
presunta infidelidad de la madre. Empieza a verla como
una mujer dominante y excitada, que quiere “sacarse
de encima”, pero no puede. Esta madre que denigra
a su marido y es denigrada por él, enaltece a
su primogénito varón, al punto de otorgarle
un total dominio y poder en la estructura familiar.
“Claudio es el elegido de mamá”,
dice Sandra, y en esta frase, no sólo muestra
los elogios que se le atribuyen a su hermano, sino también
ese lugar de objeto sobre el que recae la sexualidad
de su madre.
La sexualidad es excitación ( no procesamiento
que llevaría a la ternura).Ello impide que Claudio
la tramite. Por el contrario,él la actúa.
Golpea a su mujer, maltrata y excita a su hija. El “eligió”
el camino de la descarga cuantitativa.
El padre de Sandra, siempre en su mundo, se malhumora,
se enoja cuando lo obligan a comunicarse con otros “él
nunca sabe lo que pasa en casa”. Sandra trata
de acercarse a él, pero lo que retorna es un
grito que la obliga a volver al circuito con su madre.
Excitación que la empuja a otra excitación,
sin barrera ni límite posible. Sandra se convierte
en presa, en su propio cuerpo, de estas intensidades
hipertróficas.
En la hermana, la promiscuidad circula sin que encuentre
tope. Descarga tras descarga, donde la excitación
por ser tal, no se juega del lado del deseo.
Sucesos actuales , que no son más que la reproducción
, de una matriz originaria en relación a la ausencia
de procesamiento psíquico. En la medida que puede
comenzar a tramitar el lugar en el que se la ha ubicado,
depositaria de una excitación sin límite,
el pánico comienza a ceder, y en su lugar se
dibuja la angustia.
Si en un primer momento el terror mostraba el hecho
de perderse en la madre, en este segundo tramo la angustia
presentifica la posibilidad de que esto ocurra. Sutil
deslizamiento que empieza a dar forma a la angustia
como señal. Es así como Sandra comienza
a estructurar una fobia para acotar esta nueva angustia.
Dice: “Al caminar por la calle, no puedo pasar
cerca de los obreros que están trabajando en
un edificio, o de los que arreglan las calles. Tengo
que cruzar. Si hago un esfuerzo y paso por al lado,
me da miedo. Tengo que salir corriendo.” Pregunto:
¿Quién es el obrero? Sandra responde:
“Obrero es el que trabaja, pero al mismo tiempo
el grosero, el degenerado, el que vive excitado y tiene
la idea del sexo en la cabeza”.
De esta manera puede poner en juego un discurso que
comienza a sostener símbolos, una sexualidad
significada, un síntoma. El miedo, que es deseo
y que encuentra su circulación a través
de cadenas representacionales, puede darle a su relato
un cierto despliegue fantasmático. Sus ataques
de angustia ya casi no aparecen o si se presentan, son
leves. Se trata ahora, de abrir camino es este síntoma,
que se instala como límite a la angustia y, al
mismo tiempo, apela y manifiesta su subjetividad.
Todo este proceso de desplazamiento es efecto de dos
abordajes simultáneos: el tratamiento psicofarmacológico
ha operado aquí para reducir los niveles excitatorios,
propiciando el mecanismo de autorregulación (feedback
inhibitorio propio, respecto de la Región del
Trauma Cerebral ). Proceso que debió haberse
instalado en el vínculo primario. Creado este
espacio de disminución cuantitativa, la palabra
ha podido surgir, dando lugar a tramitaciones psíquicas
( afectos y circuitos representacionales).
El carácter mixto de su neurosis (histeria y
ataque de angustia) permitió, que en el curso
del tratamiento, se trasladara la hegemonía de
los mecanismos típicamente tóxicos, al
de aquéllos que propician los matices afectivos
y el deslizamiento representacional.
Cuadro
2: Antidepresivos que actúan sobre laDepresión-Ansiedad
(Clasif. por su mecanismo de acción) |
SELECTIVOS |
1) Inhibidores de la Recaptación
de Serotonina (IRSS)
Paroxetina
Sertralina
Fluoxetina
Fluvoxamina
Citalopram
Escitalopram |
NO -SELECTIVOS:DUALES |
1) Imao
2) Tricíclicos:
3) SNRI: Serotonin Noradrenergic Reuptake Inhibitor
Venlafaxina
Milnacipram
Duloxetina
4) NaSSA: Noradrenergic Serotonergic Specific
Antidepres.
Mirtazapina
5) SARI: Serotonin Antagonist Reuptake
Inhibitor
Nefazadone
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BIBILIOGRAFÍA GENERAL
Maldavsky, David: Teoría y clínica de
los procesos tóxicos. Adicciones, afecciones
psicosómaticas, epilepsias. Buenos Aires, Amorrortu,1992.
Moizeszowicz, Julio y Mirta: Psicofarmacología
y territorio freudiano. Teoría y clínica
de un abordaje interdisciplinario. Buenos Aires, Editorial
Paidós, 2000.
Citas:
(1) Freud, S.: “Sobre la justificación
de separar de la neurastenia un determinado síndrome
de neurosis de angustia”, en Obras Completas (OC),
Buenos Aires, Amorrortu, Tomo III, 1981.
(2) Freud, S: “Manuscritos A, B, E y G”,
O.C., Tomo I,1982.
(3) American Psychiatric Association: DSM-IV. Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos
Mentales, Barcelona, Masson, 1995.
(4) Strachey, J.: Introducción a Inhibición,
síntoma y angustia, O.C., Tomo XX, 1979.
(5) Freud, S. : Conferencias de introducción
al psicoanálisis, O.C., Tomo XVI, 1978.
(6) Freud, S. : “Conferencia 25 : La angustia”,
en Conferencias de introducción al psicoanálisis,
O.C., Tomo XVI,1978.
(7) Freud, S. : Inhibición, síntoma y
angustia, O.C., Tomo XX, 1979.
(8) Freud, S. : Nuevas conferencias de introducción
al psicoanálisis, O.C., Tomo XXII, 1979.
(9) Moizeszowicz, J.; Fernández, L.y Bronstein,
R.: “ Tratamiento psicofarmacológico del
desorden de pánico”, en Moizeszowicz, J.,Psicofarmacología
psicodinámica IV. Estrategias terapeúticas
y psiconeurobiológicas, Buenos Aires, Paidós,
1998.
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