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La
psiconeurobiología se formó con otras disciplinas |
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Antes de llegar a la psiconeurobiología tuve
una gran incertidumbre, porque mi deseo vocacional oscilaba
entre ser neurocirujano, biólogo molecular o
investigador en psicología científica.
Me había formado como psicólogo clínico
y continuando mi especialización en psicología
cognitiva y en psicobiología. Luego comprendí
que a través de la psiconeurobiología
se podía arribar a un campo en ciernes, todavía
desconocido por mi, que me permitiría conjugar
variables clínicas, biológicas y psicológicas.
Mi tesis doctoral la hice trabajando en el área
específica de la psiconeurobiología y
actualmente desarrollo tareas de docencia, investigación
y asistencia.
Primero seguí conceptos y luego, dentro de esos
conceptos, busque a las personas. A lo largo de mi carrera
universitaria recuerdo el impacto producido por algunos
profesores. Por cierto, me producían fuerte atracción
las materias ligadas con la biología, la fisiología
y, fundamentalmente, aquellas que correlacionaban la
psiconeurobiología. Durante los primeros años
de mi formación tuve un permanente anhelo por
integrar a los aspectos biológicos, procesos
mentales complejos como el afecto, la cognición
y el comportamiento. Tanto mi tesis de grado como la
doctoral requirieron un tiempo prolongado, no solo por
el tiempo de investigación y desarrollo, sino
también por la búsqueda de un tema a fin
a ese anhelo de conjugar aspectos psiconeurobiológicos.
Al margen de este fuerte interés por la psiconeurobiología,
otro de los temas que competía y sigue compitiendo
en el plano de la motivación temática
es la biología molecular, que forma también
parte de la psiconeurobiología. La biología
molecular básica me impacto por su gran versatilidad,
ya que permite comprender los procesos fisiológicos
normales y patológicos, al sujeto sano y al sujeto
enfermo, u de esta forma funciona como una herramienta
que abre el espectro que trasciende lo meramente psicológico
y permite pensar desde una concepción metacognitiva,
funcional y multidireccional.
Tal es así que las personas que me han ayudado
a pensar pertenecen a diferentes áreas del conocimiento
científico, como el profesor Roberto Arata, prestigioso
medico internista, quien me oriento e introdujo en el
conocimiento científico basado en la evidencia,
como también en el pensamiento críticos
y en los modelo físico-matemáticos adaptados
a la biología y a las ciencias humanas. El profesor
Reynaldo Chacon, desde la oncología y desde su
excelencia, me introdujo, por un lado, en la toma de
decisiones y en la protocolización del pensamiento
científico, y por el otro, en el sistema del
pensamiento complejo, para poder estudiar y abordar
al paciente oncológico, brindándome no
solo un modelo técnico de estudio, sino un acercamiento
humano a dicho paciente. El profesor Julio Moizeszowicz,
destacado psiquiatra y psicofarmacólogo, fue
quien me abrió la visión hacia una perspectiva
que transcurriera de lo básico a lo clínico,
ya que hasta ese momento las cosas en mi pensamiento
pasaban a un célula, a un átomo, a una
membrana o a una mente. Pero fue el, con su agudeza
y peculiar capacidad para la detección diagnostica,
quien me enseño a ponerle nombre y apellido y
a humanizar e integrar en un ser humano estos duros
datos de las ciencias básicas.
El profesor Moizeszowicz me brindo un espacio fundamental
en FundoPsi (Fundación de Docencia e Investigación
en Psicofarmacología), que género un sitio
de integración clínico-básica y
farmacológica, con absolutísima libertad
y con un espíritu de permanente inquietud por
el conocimiento. La Fundación, desarrolla programas
de docencia a través de cursos anuales para médicos
psiquiatras, psicólogos y cursos intensivos de
actualización en Psicofarmacología para
profesionales de la salud de todo el país.
En el plano internacional, fue para mi un gran apoyo
el profesor Herbert Meltzer, MD (USA) en aquel entonces
jefe de laboratorio de la Case Western Research University,
donde además de la información recibida,
encontré un fuerte apoyo y sustento a mi deseo
de formarme en psiconeurobiología. Aun hoy recuerdo
sus palabras: “No solo es una buena idea, sino
que es el futuro”. Estas son las personas que
me inspiraron. Ahora a las que les debo agradecimiento,
seria tedioso nombrarlas porque suman una lista interminable.
¿Qué es la psiconeurobiología?
La Psiconeurobiología se ocupa del estudio anatómico,
fisiológico, bioquímico y funcional del
cerebro y del sistema nervioso. Los psiconeurobiologos
se encargan de buscar las diferentes facetas de este
sistema al considerar el desarrollo, la fisiología,
las actividades y las disfunciones. Esta integración
permite una mayor comprensión acerca del funcionamiento
cerebral. De esta manera la psiconeurobiología
es la creciente ciencia que relaciona la psiquis, las
neuronas y la biología, remarcando la mentalidad
antigua de “mente-cuerpo-espíritu”.
Se articula desde una dimensión biológica
que estudia los procesos de interacción cognitivo,
afectivo y corporamental. Es la ciencia que estudia
la implicancia reciproca entre el funcionamiento cerebral
y los aspectos psiconeuroinmunoendocrinos. Se interesa
principalmente por las relaciones entre los procesos
neurobiológicos, los procesos químicos
y las actividades receptoras que constituyen la base
de la conducta y sufren las influencias de esta.
Los procesos psiconeurobiológicos del ser humano
constituyen una parte de la adaptación del sistema
de vida a su medio. Si bien la mente tiene una importancia
vital en la organización de la conducta, debe
recordarse que la psiquis no funciona sola, sino integrada
a un funcionamiento socioneurobioinmunoendocrinológico.
En la psiconeurobiología, un tema que despierta
gran interés es la evaluación del eventual
daño que a nivel psicobiomolecular representan
el estrés, la depresión, los trastornos
de ansiedad y otras enfermedades. Otra de las áreas
de estudio la determina la neuroplasticidad. Durante
años, el sistema nervioso central fue considerado
una estructura inmutable y extática. La neurorregeneracion,
el neuroaprendizaje y el neurodesarrollo se concebían
solo hasta la finalización del periodo evolutivo
natural del ser humano, luego del cual la neurona varia
solo cuantitativamente, sensible a los cambios del estimulo,
pero siempre dentro de un marco de estabilidad, sin
que se produzcan cambios de lo aprendido en lo que respecta
a la memoria neuroquímica.
Al finalizar el desarrollo embrionario, el cerebro era
un órgano terminado y definitivo; solo modificable
por lesiones o enfermedades degenerativas y, por lo
tanto, irreparable debido a las características
particulares del mismo. En los últimos años
el paradigma ha cambiado. El rígido esquema invariable
fue sustituido progresivamente por un sistema dinámico,
basado en las modificaciones de las neuronas, tanto
cuantitativamente (en numero) como en conexiones entre
ellas, dando así lugar al concepto de neuroplasticidad,
según el cual el sistema nervioso central es
siempre modificable.
La importancia del concepto de neuroplasticidad radica
en la nueva mentalidad que impregna actualmente el amplio
espectro de las neurociencias, tanto experimentales
como aplicadas. Es por eso que la psiconeurobiología
se nutre desde diversas disciplinas o especialidades:
la neurología, a través del diagnostico
y el tratamiento de los desordenes del animo y de la
personalidad; la neurocirugía, con el entrenamiento
en cirugía del cerebro y la corteza espinal;
la neuropatología, mediante la formación
para reconocer los cambios en el tejido nervioso y los
resultados o consecuencias de las enfermedades; la neurociencia
computacional, utilizando la computación para
la construcción de modelos cerebrales; la neurobiología
molecular, utilizando el material genético de
las neuronas para la comprensión de la estructura
y la función de la molécula cerebral;
la neuroanatomía, estudiando la estructura del
sistema nervioso; la neuroquímica, investigando
la química del mismo; la neuroetologia, aportando
las bases neurales de la conducta animal en sus diferentes
especies y en su lugar natural; la neurofarmacología,
examinado los efectos de las diferentes drogas en el
sistema nervioso; la neurofisiología, midiendo
la actividad eléctrica del sistema nervioso;
la psicobiología, estudiando las bases biológicas
de la conducta; y finalmente la psicofísica,
aportando la medida cuantitativa de las habilidades
perceptivas.
Primeras investigaciones
El cambio de paradigma en las neurociencias fue progresivo
y relativamente reciente. En la investigación
de esa misteriosa caja negra que es la mente humana,
trabajaron incansables científicos a lo largo
de la historia de la medicina. Tal es así que
Camilo Golghi, en 1872, en Abbiategrasso, en una pequeña
cocina que había convertido en un laboratorio,
comenzó sus primera investigaciones sobre el
sistema nervioso central y durante la primera guerra
mundial creo un centro de neuropatología en un
hospital militar en Pavia, para el estudio y tratamiento
de las lesiones nerviosas periféricas. Su trabajo
mas revolucionario fue la creación del modelo
de reacción negra. Manchando las estructuras
individuales del nervio y la célula, a través
del nitrato de plata, descubrió esos finos tubos
que llamo Dentritas y describió sus procesos.
Fue así que compartió el premio Novel
con Santiago Ramón y Cajal en 1906, por el trabajo
sobre la estructura del sistema nervioso. Este ultimo
definió la cito arquitectura del cortex límbico
(área frontal), así como Brockman la corteza
sensitiva.
Ya en 1664 Thomas Willis había descripto Cerebri
Limbus; Descartes en 1676 hablo del cerebro como “un
espacio de encuentro entre cuerpo y alma”; Broca
en 1875 investigo sobre el Girus Cingulado, bulbo olfatorio
y el Hipocampus.
Debo mencionar también, entre los pioneros de
la neurociencia, a Brown Cannon, Papez, Yakorlef, Mc
Lean, entre otros; sin dejar de lado a James D. Watson
quien junto a Francis Crick descubrieron la molécula
del ADN, que revoluciono el estudio de la biología
y de la genética, haciendo posible las técnicas
de recombinación utilizadas hoy por la industria
biotecnológica. A lo largo del siglo XX se realizaron
desarrollos cada vez mas complejos y sofisticados, por
ejemplo respecto de los procesos de neurotransmisión,
los que implican circuitos de interconexión entre
las neuronas, conformando un entramado o red.
En la actualidad existen métodos para investigar
la estructura nerviosa central, la neuroquímica
cerebral y la bioelectricidad. Hoy sabemos que enfermedades
tales como la esquizofrenia y los trastornos bipolares,
por ejemplo, podrían exacerbarse o atenuarse
según influyan sustancias químicas endógenas
o exógenas. También se investiga acerca
de la existencia de relaciones genéticas en los
trastornos esquizofrénicos, los desordenes del
animo, las sociopatías, el alcoholismo y las
conductas suicidas.
Un ejemplo de las características inmutables
del cerebro, descriptas por los antiguos investigadores,
es la de Ramón y Cajal cuando escribió:
“Es por esta razón que, una vez terminado
el desarrollo, las fuentes de crecimiento y regeneración
de los axones y dentritas se secan irrevocablemente.
En los cerebros adultos la vías nerviosas son
algo fijo, terminado, inmutable”. Es posible que
al final del párrafo Ramón Y Cajal se
adelantara a sus tiempos, prediciendo lo que luego sucedería,
al escribir: “...corresponde a la ciencia del
futuro cambiar, si es posible, este cruel decreto...”
Nuevos Paradigmas
El aporte de la psiconeurobiología a la medicina
esta en los nuevos paradigmas. Tomemos el siguiente
ejemplo: cada neurona propaga su información
por medio de una señal eléctrica, esta
se transmite dentro de la célula desde sus dentritas,
por cambios iónicos de la membrana celular al
soma y desde allí hasta el axon. Para continuar
esta propagación, la neurona transforma el impulso
eléctrico en químico, liberando al espacio
intersináptico los neurotransmisores alojados
en las vesículas. Esta información química
es captada por sitios específicos de la membrana
celular (receptores) de la neurona postsinaptica, que
provoca la despolarización eléctrica de
la neurona, para así poder transmitir el impulso
nuevamente a otra célula. Los neurotransmisores
mas importantes son las catecolaminas (adrenalina, noradrenalina
y dopamina); la serotonina, la acetilcolina, la histamina,
el ácido gammaaminobutírico, los aminoácidos
exitatorios (el glutamato, el aspartato, la taurina
y la adenosina).
Los neurotransmisores pueden inducir cambios en la habilidad
del cerebro para aprender y adaptarse, fundamentalmente
a través de las fosforilaciones proteicas y las
transcripciones genéticas. Los estudios de James
Watson y Francis Crick, que trabajaron con el ADN, delimitaron
un antes y un después para las neurociencias.
Sus investigaciones iniciaron el camino hacia nuevos
paradigmas: Por ejemplo, hoy sabemos que la neurona
tiene la capacidad de expresar y aprender señales
y modificarlas, lo que para ser comprendido requiere
de los fenómenos de trascripción y de
transformación intracelular. Mas aun: también
son posibles los cambios neurofisiológicos, a
través de la modificación de la experiencia,
por ejemplo por estrés o psicoterapia.
El mecanismo del estrés puede degenerar el proceso
normal de una célula y afectar su tipificación
y / o función. La neurona queda así expuesta
a eventos. Sufre por mecanismos provocados (estrés
negativo) y también por mecanismos de orden (eventos
de compensación). Esto sucede permanentemente.
La palabra puede de esta manera afectar el funcionamiento
cerebral. Como cualquier señal que llega al cerebro,
esta es captada por la neurona y tiene su efecto. Si
a través de la psicoterapia, el profesional puede
brindar información al sujeto acerca de técnicas
y recursos para la resolución de sus conflictos,
mecanismos para enfrentar sus fobias, redefinición
de la realidad y cual ha sido hasta el momento su propia
creencia de esa realidad, con el tiempo y la repetición
de una nueva señal, también produce mecanismos
de transformación en el pensamiento que, definitivamente,
pueden a su vez producir cambios en la señal
bioquímica. He aquí un nuevo paradigma,
consecuencia de investigaciones realizada durante la
ultima década.
Se buscan aceleradamente las formas de estimular los
cambios plásticos que permitan restaurar las
funciones alteradas, por ejemplo por traumas, ACV (accidente
cerebro vascular); enfermedades degenerativas, como
el mal de Alzheimer; enfermedades psiquiátricas,
como los trastornos del estado de animo (depresiones
unipolares y bipolares); trastornos de ansiedad; buscando
la recuperación y regeneración de las
zonas dañadas. Nace de esta manera un nuevo paradigma,
que marca el fin del dualismo cartesiano mente-cuerpo
y la posibilidad de analizar los procesos psiconeurobiológicos,
desde y mediante una multiplicidad de variables. Se
recupera la versión holística de la medicina
hipocrática, pero sin olvidar las particularidades
de cada ser. La interacción del hombre biológico,
psicológico y social con su medio permite entender
que no hay enfermedades sino enfermos.
Hoy se habla de nuevos temas. Conceptos tales como neuroaprendizaje,
neurodesarrollo, neurogenesis, apóptosis y supervivencia
celular, muerte celular programada, vulnerabilidad,
resiliencia, factores de aprendizaje, neuroseñalización,
neurobiología de las emociones, factores neurotróficos,
son los nuevos paradigmas de la neurociencia. Desde
la biología molecular, las investigaciones acerca
del citoesqueleto, la traducción neuroquímica,
las biomembranas, la trascripción genética
y la neuroplasticidad, son hoy en día de vital
importancia a la hora de tener en cuenta, por ejemplo,
los factores específicos del tratamiento con
psicofármacos. Relación con otras especialidades
Para explicar como se relaciona la psiconeurobiología
con otras especialidades médicas, que no son
las psiquiátricas, hay que referirse a la psiconeurobiología
aplicada. Las conductas humanas se relacionan directamente
con los sistemas neuroendocrinos e inmunológicos,
lo que da lugar a lo que se denomina psiconeuroinmunoendocrinología.
Enfermedades como Addison, hipo o hipertiroidismo, algunas
neoplasias, algunas infecciones virales, el sida, las
deficiencias de B12 y ácido fólico, entre
otras, son enfermedades inmunoneuroendocrinas que también
presentan síntomas depresivos.
La secreción de hormonas por las glándulas
periféricas son controladas por las hormonas
tróficas de la hipófisis y, a su vez,
estas son estimuladas o inhibidas por la secreción
de hormonas liberadoras o inhibidoras, producidas en
el hipotálamo. Estos factores de liberación
o inhibición son regulados por neurotransmisores,
como la acetilcolina, la noradrenalina, la dopamina,
la serotonina, etc., que son en definitiva los que presentan
los disbalances que se investigan en los trastornos
psiquiátricos y que el tratamiento psicofarmacológico
intenta corregir.
En una de mis tesis desarrollo el concepto de comunicación
bidireccional, en el cual se establece que las modificaciones
en el estado de la mente aducirían cambios neurobiológicos
en el cerebro y, a su vez, estos cambios generarían
múltiples alteraciones en el sistema inmunitario
e, inversamente, las modificaciones o alteraciones del
sistema inmune afectaría al sistema nervioso
central. Por otra parte, es la aplicación de
los conocimientos psiconeurobiológicos a la oncología
lo que desarrollaría la disciplina conocida como
psiconeuroinmunooncología.
Es frecuente relacionar el estrés con el ulterior
aumento de la posibilidad de desarrollos neoplásticos.
Sin embargo, esta hipótesis no pudo aun ser demostrada
fehacientemente.
Solo es estrés crónico, o el de característica
inescapable, estaría asociado a una modificación
neurobiológica, que irrumpiría en la promoción
inadecuada del aumento de estimulación aberrante
del citosol hacia el núcleo, pudiendo cambiar
así la expresión génica con ulterior
alteración en el sistema inmune. Es este estrés
inescapable el que puede provocar una supresión
de la mitogénesis de la linfoproliferación.
Diferentes estudios a nivel internacional comprobaron
que los sucesos cotidianos del ciclo vital (life events
)podrían desencadenar respuestas en el sistema
inmune, como por ejemplo la perdida del cónyuge
o las dificultades en los vínculos matrimoniales.
Los estrés inescapables son algunos factores
que, se ha demostrado, decrecen la respuesta inmunológica
antigénica, producen hipercortisolemia, disminuyen
de manera significativa la proliferación de los
NK y se asocian a significativos decrementos de linfocitos
T-Helpers.
En cuanto a la depresión como factor de riesgo
en la población, para contraer cáncer,
es un tema controversial igual que el estrés.
Hay investigaciones que aprueban la hipótesis
de una directa relación entre la depresión
y el cáncer, mientras que otros estudios la desestiman.
Otro problema es la depresión en el paciente
con cáncer, ya que en ellos la depresión
moderada o severa podría afectar la respuesta
al tratamiento quimioterápico, psicooncológico
e inmunooncológico.
Un abordaje especializado, hecho desde la psiconeurobiología,
podría mejorar el estado psicoinmunológico
del paciente y producir, a través de esta vía
indirecta, una mejor respuesta al tratamiento general,
una mejor performance inmunoantitumoral y una mayor
adherencia al tratamiento oncológico especifico,
así como la utilización de ciertas drogas
psicofarmacológicas han comprobado ser eficaces
en el tratamiento de los síntomas adversos por
la quimioterapia, elementos éstos a tener en
cuenta a la hora de tratar al paciente oncológico.
La influencia de las investigaciones psiconeurobiológicas
ha llegado a la comprensión de los fenómenos
cardiovasculares. Durante la última década,
publicaciones internacionales como American Psychiatric
Associaton; Neuroscience y Neuropsychiatre informaron
sobre las investigaciones que revelan, por ejemplo,
que el 60% de los pacientes infartados se deprimen y
el 40% de los que sufren ataques de pánico presentan
algún tipo de patología cardiovascular.
Los enfermos con antecedentes de depresión aumentan
en un 11,2% la severidad de un stroke (accidente cerebro-vascular-ACV).
El las estadísticas medicas mundiales, la depresión
esta establecida como un factor de alto riego (del 40%),
en la morbimortalidad de los pacientes con enfermedades
cardiovasculares. Los síntomas de depresión
previos a una cirugía coronaria, como el bypass,
han demostrado diferencias significativas en los resultados
postoperatorios, así como en la mortalidad del
paciente cardiaco. Así mismo, existen estudios
sobre la incidencia negativa de los altos niveles de
estrés en la hipertensión arterial.
Visto desde una terapéutica psiconeurobiológica,
se podría deducir que el tratamiento adecuado,
con programas asertivos específicos para pacientes
vasculares, que aborden el espectro depresivo-ansioso,
producen una incidencia positiva sobre la tasa global
de respuesta.
Trabajos científicos y publicaciones
Desde que incursione en la psiconeurobiología
he publicado trabajos científicos en revistas
especializadas y publicaciones de congresos, simposios,
mesas redondas. He colaborado en la publicación
de libros, con el aporte de capítulos exclusivamente
dedicados al estudio de la neurobiología, la
neurobiología aplicada y la psiconeurobiología.
La psicobiooncología genero un importante desarrollo
en los últimos años. Con relación
a esta subespecialidad, he escrito e investigado sobre
diferentes temas, junto con mi equipo, sobre depresión
y dolor; depresión y paciente oncológico;
paciente terminal, estadio I, II, III y IV en el paciente
oncológico; utilización de antidepresivos
y psicoterapia para el manejo de la compliance en quimioterapia
y en el tratamiento oncológico general. Pero
quisiera destacar las tres tesis sobre aspectos neurobiológicos,
realizadas a lo largo de mis estudios, que aun continúan
siendo desarrollados y estudiados por las neurociencias.
La primera se titula “la implicancia reciproca”
y fundamentalmente aborda la forma en que el cerebro
implica en el cuerpo y el cuerpo en la mente, respondiendo
a la necesidad científica y cultural de nuestra
época de superar antiguas antinomias entre lo
psicológico y lo biológico. La implicancia
reciproca trata acerca de cómo los procesos mentales,
cognitivos, afectivos y comportamentales influyen sobre
los procesos cerebrales a nivel neuroquímico,
bioeléctrico y estructural; y de cómo
este binomio mente-cerebro repercute, a su vez, en diferentes
sistemas y aparatos (aparato digestivo, sistema inmune,
sistema cardiorespiratorio y biología celular).
La segunda tesis, que desarrolla los diferentes tipos
de esquizofrenia, fue realizada luego de una investigación
que hice en nuestro país junto a otros profesionales
de la salud mental. En la dicha tesis se concluye que
existirían diferentes comportamientos de la MAO
plaquetaria y plasmática, según el tipo
de esquizofrenia I, II o mixta, así como alteraciones
estructurales en la resonancia magnética nuclear
y en la tomografía positrónica. Mi tercera
tesis se baso en la relación entre los bajos
niveles de colesterol y el aumento de impulsividad y
violencia en la conducta. El colesterol interviene en
lo procesos de fluidez de membrana y tiene receptores
intracitoplasmáticos rápidos. En los hipercolesterolémicos
su descenso puede desencadenar episodios de impulsividad.
Hoy existe consenso científico respecto de los
beneficios de reducir el colesterol para disminuir el
riesgo de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo,
se ha comprobado que si bien la reducción del
colesterol disminuye la muerte por factores vasculares,
no ocurre lo mismo con el porcentaje de muertes totales.
Investigados cuáles serian los factores de mortalidad
que aumentarían en aquellos pacientes con reducción
de colesterol, se descubrió que en este grupo
se producía un aumento de las muertes por accidentes
violentos, suicidios y en general en la tasa de agresividad.
En mi tesis he desarrollado ampliamente aquellas hipótesis
de cómo el colesterol podría afectar el
comportamiento, aumentando el riesgo suicida y la depresión.
Por ejemplo, para que la neurotransmisión psicofarmacológica
sea eficaz, el psicofármaco debe acoplarse sobre
la superficie de la membrana celular para pasar al interior
de la célula. Entre otros elementos, la fluidez
de la membrana depende en gran parte del colesterol,
porque esta condicionada por la viscosidad, el transporte,
la transmisión, etc. También el colesterol
participaría como agente precursor de la formación
de serotonina.
Ahora sabemos que los efectos antiimpulsivos de la carbamazepina
dependen, también, del aumento del colesterol
total producido por ella misma. Con el aumento del colesterol,
algunos neuroesteroides serian responsables de los efectos
antiagresivos y anticonvulsivos de la carbamazepina.
La conclusión más interesante de este
trabajo radica en la necesidad de una supervisión
psiconeurobiológica de aquellos sujetos que requieren
una brusca reducción del colesterol, ya que se
ha demostrado, a través de investigaciones científicas
internacionales, que este tipo de pacientes puede presentar,
concomitantemente, un aumento de la depresión
y de la ideación suicida, factores estos ligados
al descenso de colesterol. El eje central de esta ultima
tesis residiría en los conceptos neuro y psiconeurobiologicos,
la necesidad de sistematizar el concepto de implicancia
reciproca y las conclusiones, tanto para la clínica
como para dejar interrogantes a nuevas investigaciones
de las que se ocuparan las neurociencias del futuro.
Nuevas líneas de trabajo
En los últimos tiempos estuve trabajando en la
biología molecular, resiliencia, psicobiooncologia,
factores neurotróficos y apóptosis celular.
Estos y muchos conceptos mas son hoy imprescindibles
de investigar, para comprender el proceso tan complejo
de la conducta humana. Por ejemplo: las investigaciones
neurobiológicas han permitido avances importantísimos.
Las más recientes buscan conocer a fondo el proceso
de la apóptosis celular. Existe una muerte fisiológica
neuronal, que esta programada genéticamente y
se la denomina apóptosis (del griego apo: separado,
y ptosis: caída). No se la conoce bien porque,
en un determinado momento, se activa el programa mortal
prediseñado y contenido genéticamente.
Levi-Montalcini, premio Nobel 1986, demostró
la existencia del factor de crecimiento neuronal (NGF).
Investigaciones con roedores mostraron que aquellos
que presentaban anticuerpos contra este factor, no desarrollaban
las neuronas sensitivas, ni las del tejido simpático.
Los factores de crecimiento permiten a la neurona y
/o axon migrar al sitio que le corresponde, o sea el
lugar que le esta predeterminado genéticamente
para realizar sus contactos intersinapticos. Si la célula
no logra este objetivo, se atrofia y muere. Los macrófagos
son los encargados de digerir las vesículas apoptósicas
(restos celulares). Por factores exógenos o endogenos
aun desconocidos, puede suceder que los macrófagos
no discriminen las células normales vivas de
las redundantes o de las muertas. Cuando esto ocurre
se produce una fagocitosis aberrante, que puede ocasionar
enfermedades inmunológicas o neoplásicas.
El problema de la enfermedad de Alzheimer es uno de
los desafíos de la neurociencia del futuro. En
este caso se sabe que existe una anomalía en
la degradación de una proteína llamada
amiloidea, la que se deposita en los cuerpos y prolongaciones
neuronales formando las placas seniles. Existen aun
una infinidad de interrogantes sobre la causas de este
proceso, de cuales son los factores endogenos o exógenos;
de por qué algunos individuos a una determinada
edad dejan de producir la enzima que digiere al amiloide,
lo que evitaría el proceso degenerativo.
Se sabe que los trastornos psicológicos y las
enfermedades no solo afectan el estado de ánimo
y la conducta del sujeto. Toda enfermedad psiquiatrica
es una forma de distrés, que a corto, mediano
o largo plazo, hará impacto sobre la célula
o el tejido nervioso, afectando la neurogénesis.
También se advierte que el trastorno del estado
de animo o de ansiedad que no se corrige adecuadamente,
a largo plazo y entre otras consecuencias, afectara
la estructura y funcionamiento cerebral del sujeto. |
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